Por el sur de España uno de vez en cuando se harta de escuchar las reiteradas ofensas de algunos avispados de las zonas ‘nobles’ de este país. Hablan de Andalucía para definir la flojera, la fiesta y a los rateros. Conceptos denigrantes que gotean y ya cansan. Más aún, cuando tienes que pagar para ver como unos señores de amarillo, una y otra vez, vienen a la capital andaluza a practicar la técnica del robo sutil.
El colegiado, o eso dicen, Mateu Lahoz provocó el último grito al cielo del sevillano. Lo del partido del sábado frente al Barça es para ver y no creer. Faltas que nunca ve, unidas a una expulsión, torpe por Medel, pero que en más de un partido se terminaría solventando sin romper un encuentro, y esa mano, la que toda la vida se ha pitado, terminaron por desquiciar al propio colmo de los colmos.
El Sevilla, serio sobre el césped hasta jugando con diez, mereció mucho más de lo que le quitó un árbitro que es criticado hasta por el rival, a pesar incluso de haber sumado los tres puntos. Escuece en el sevillismo como es posible que la mano de Thiago Alcántara no la apreciera como tal el señor Lahoz, que estaba situado a cuestión de metro y medio de la acción. Jugada que terminaría, ya en las postrimerías del choque, convirtiéndose en el 2-2. La pájara y el escozor arbitral facilitó la remontada culé en 3 minutos.
Y si hablamos del Betis y su situación padecida en Málaga volvemos a lo mismo. No obstante, desgraciadamente poco tiene que ver para los verdiblancos la actuación del árbitro para recibir una derrota de bulto. Pero no quita el error. Nuevamente, un colegiado facilita algún tanto al equipo adversario. Si hace cinco días fue el turno de Álvarez Izquierdo, este sábado tomó la voz protagonista Xavi Estrada. Concedió el segundo gol malaguista en un clamoroso fuera de juego. Ciertamente, un Betis con diez, por expulsión justa de Casto en los primeros compases del choque, no fue rival para un equipo que aspira alto, pero al menos que no te quiten lo que es tuyo.
Míchel y Pepe Mel han optado por ser caballeros en sala de prensa. Pero, o aquí alguien toma cartas sobre el asunto o Sevilla seguirá sufriendo la ‘circada’ arbitral.
Fuera de juego como una casa
El tanto de Saviola para el Málaga (2-0) frente al Betis fue en un clarísimo fuera de juego de Portillo. Los verdiblancos se vieron afectados, más aún cuando sobre el césped jugaba con diez. Días previos, el árbitro tampoco estuvo fino.
¿Y lo de Busquet no fue de roja directa?
Que Medel estuvo muy torpe frente a Cesc es incuestionable, pero que la entrada de Busquets a Cicinho en el tobilllo con los tacos por delante se quedara en una simple amarilla es para meter a Mateu en un congelador.
¡Mano! Aquí, en Madrid y en Pekín
Esto sí que cambió el discurrir del choque para el Sevilla. La extraña no visión de una mano en las narices de Mateu Lahoz por Thiago Alcántara provocó el empate cuando el 2-1 parecía seguro.