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Jerez

Vísperas patronales

Jerez con su Patrona. 24 de septiembre debería ser una fecha marcada en rojo en todos los corazones de los que hemos nacido en esta tierra

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Jerez con su Patrona. 24 de septiembre debería ser una fecha marcada en rojo en todos los corazones de los que hemos nacido en esta tierra. Es la festividad de Nuestra Señora de la Merced Coronada. Esa Virgen que se cobija en el templo basilical que cierra el barrio de Santiago y abre el de Picadueñas.

Esa Virgen morena que debe ser día y otro el sueño de los católicos de esta ciudad. Esa Virgen sobre la que se extenderán las peticiones cuando en la vespertina del próximo lunes salga a pasear, a hombros de sus costaleros, por las calles de su ciudad. Sigue sin rodearse la festividad patronal de esos aires de entrega que  merece.

La procesión, cierto es, ha cambiado una enormidad en los últimos años; es verdad que la Basílica se llena a reventar en la función de las 12 de la noche y que es un hervidero de gente el día de su festividad; pero creo que a esa fecha le falta algo, como le falta a la festividad del Patrón, San Dionisio, un día festivo sin más, que sirve para que la gente coja carretera y coche para dejarse los euros, los que los tengan disponibles aún, en otras poblaciones cercanas. Jerez, todo el Jerez católico, debe volcarse con su Patrona, pero no únicamente cada 24 de septiembre, sino a lo largo de los doce meses. Los padres mercedarios desde hace algunos años, desde la llegada de Felipe Ortuno, se propusieron expandir al máximo la devoción por la Patrona.

Y algo se ha ganado, pero hay que hacer algo más. Quizá el propio templo basilical deba estar abierto durante toda la jornada, no solo en horas puntuales, porque allí se cobija a la Señora, a la Madre de todos los jerezanos. Confío y espero que la respuesta de Jerez el día 24 próximo sea extraordinaria, que la Virgen vaya arropada por el fervor de un pueblo que, seguro, le pedirá ayuda, apoyo, salud, mucha salud y trabajo, mucho trabajo, ese trabajo que tanto escasea y que tiene a la ciudad al borde de la quiebra.

Las ofrendas se suceden en estos días de vísperas para la Señora de la calle Merced, para la Señora de Jerez, pero también las peticiones que se extienden de Las Torres al MOPU y desde la zona de Pozoalbero a la populosa avenida del colesterol. Peticiones para una vida material mejor y, también, espiritual. Que falta hace.

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