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Sevilla

Atrapadas en las preferentes

Ana y Concepción se enfrentan al “susto o la muerte”, o aceptan un canje que no les convence o se quedan sin sus ahorros

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  • Ana y Concepción muestran varios papeles -

Vienen con el rescate a la banca española rumiando en los labios, indignadas y perdidas, con el corazón en un puño y con el bolsillo agujereado de preferentes, en concreto, las de Banca Cívica. A una la llaman varias veces al día: tienen que canjear sus participaciones preferentes antes del 25 de junio. A la otra ya no la llaman, su hija trabaja en la banca y la directora de la oficina ha desistido de llamarla, aunque le ha recordado antes varias veces el ultimatun del próximo lunes. Son del Parque Alcosa y, como muchas familias del barrio, sus ahorros pasaron a ser inversiones de alto riesgo sin tener ni idea de que su caja de toda la vida se había estado capitalizando con su dinero.

Hasta ellas saben ya lo que significa eso: la caja se ha hecho grande con su dinero y a ellas las ha dejado en la estacada. Y dos veces, por que si bordea la estafa que un día te encuentres que tus 60.000 euros ahorrados de toda la vida y que supuestamente metiste en un plazo fijo no los puedes sacar y además valen menos dinero, es rizar el rizo del corralito cuando, encima, lo que te ofrecen para cambiarlo son bonos convertibles en acciones: sin garantizar todo el dinero, mínimo hasta junio del año que viene y encima, estar pendiente de cómo suben y bajan las acciones. Y lo peor: denunciar o canjear. “Susto o muerte”, dicen desde Facua con toda la razón.

Ana y Concepción hablan atropelladamente contando su caso, desesperadas. Lo cierto es que sólo buscan una solución y ninguna de las que les dan garantiza que sus ahorros vuelvan a su calcetín. “En el Parque Alcosa hay muchos como nosotros, el barrio es antiguo, aquí no es como en Sevilla Este que están todos con hipotecas, ya las hemos pagado y lo que teníamos eran nuestros ahorros de toda la vida”, cuenta Concepción. Calculan que en el barrio habrá unas 200 familias y aseguran que la oficina de Cajasol Banca Cívica lleva desde el mes de mayo citando a todos, incluso por las tardes, para que cambien las preferentes.

Ana y Concepción, como la inmensa mayoría de los afectados por las preferentes, no tenían ni idea de que tenían esos productos tóxicos bancarios hasta que saltó la liebre a principios de año. A una la convencieron porque cuando fue a actualizar la cartilla de ahorros le ofrecieron un producto que le iba a rentar más y la convencieron diciéndole que era lo más seguro porque “era del banco, si cierra eres la única que cobra”. La otra buscaba un plazo fijo y se encontró con que sus 48.000 euros valen menos del 40%. “Las mías son las peores”, dice.

Su relato es tan doloroso como el de todos los afectados, sobre todo por la indignación que rezuman. La confianza depositada en su caja de toda la vida, una institución de ese calibre que les engañe, que su director les hiciera eso y que la nueva intente ahora convencerlas de que lo mejor es el canje... “Si firmo, lo haré el último día...” dice una de ellas sin saber muy bien qué es lo que hacer, mientras la otra enseña uno y otro papel como queriendo ver una solución para rescatar su dinero entre contratos que ha tenido que pedir que se lo impriman en letras más grandes... Están desengañadas de Adicae, de las plataformas y lo de los abogados, tampoco les entusiasma porque meterse en pleitos de años y que se lleven un diez por ciento...

Susto o muerte
Facua ya consideraba una tomadura de pelo el contrato ofrecido por Banca Cívica para canjear las preferentes. Y su asesora jurídica, Rocío Algeciras, lo definía muy bien. “O susto o muerte”: el canje no es la mejor solución, porque no te garantizan ni el nominal, ni sabes cuando las podrás cambiar en acciones ni a qué precios las podrás vender, pero si te quedas con ellas, una normativa europea dice que en 2013 desparecerán. Y encima, a los afectados no les están informando bien ni la Comisión Nacional del Mercado de Valores está haciendo nada por garantizar los intereses de los ahorradores, ahora inversores por engaño de sus entidades de confianza.

Aseguran que están intentando presionar para que se les de una solución global a los afectados y recomiendan que, si se canjean las preferentes, firmen un documento de reserva de acciones legales que debe sellar la sucursal con el objetivo de pedir la nulidad del contrato, por lo menos para que quede constancia de que, si bien ahora tienen alguna idea de lo que firman, lo hacen obligados como consecuencia de un engaño anterior.  

La nulidad de la firma es también la base de las acciones con preferentes que han llevado desde el despacho de abogados Salas&Donaire. La letrada María José Moyano insiste en que cada contrato hay que estudiarlo y que, como todo, las acciones, incluso la reserva de acciones legales, depende del tipo de perfil del ahorrador y de la entidad.

El trámite es largo: primero hay que poner una reclamación en la entidad, luego a la CMNV, esperar dos meses, luego otra vez al banco... Y la justicia: denunciar el propio contrato basándose en un vicio de consentimiento, aportar la documentación y demostrar que hubo engaño y que el ahorrador no cumplía, para nada, el perfil del inversor de un producto de alto riesgo.

Mientras, Ana y Concepción siguen pensando qué hacer con sus preferentes, canjearlas o quedárselas, aunque tienen claro que seguirán luchando por lo que es suyo, sus ahorros de toda la vida y no el capital de una caja de ahorros que ha jugado a ser banco con la confianza y el trabajo de sus humildes clientes. Sobre todo, con la confianza.

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