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Córdoba

El obispo recuerda sobre la renta que "quien tiene un apuro acude a la Iglesia, no a los partidos"

"Cuando alguien está en apuro, para cubrir sus necesidades básicas no acude a los partidos políticos, ni a los sindicatos, ni siquiera a las entidades públicas, donde se cobran los impuestos de todos", sino que "la gente acude a la Iglesia Católica"

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  • El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández. -

 

El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha recordado, tras pedir a los contribuyentes que, en su declaración de la renta, marquen la 'X' en la casilla de la Iglesia Católica, que "cuando alguien está en apuro, para cubrir sus necesidades básicas no acude a los partidos políticos, ni a los sindicatos, ni siquiera a las entidades públicas, donde se cobran los impuestos de todos", sino que "la gente acude a la Iglesia Católica".
 
   Así lo dice el obispo en su carta semanal, recogida por Europa Press, y en la que destaca que "la Iglesia es la gran bienhechora de nuestra sociedad contemporánea", es más, "ha sido pionera en hacer el bien a lo largo de la historia, con escuelas, hospitales y obras de caridad de todo tipo. Pero, además de su glorioso pasado, la Iglesia hoy es la principal bienhechora de la sociedad en múltiples campos".
 
   De este modo, según ha resaltado, "cuando alguien no tiene para comer hoy acude a la Iglesia, y la Iglesia Católica ofrece a todos, sin que tengan que mostrar ningún carné, la ayuda que está a su alcance. Es impresionante la labor de caridad que la Iglesia está realizando en este momento, atendiendo primeras necesidades de millones de personas en toda España, que sufren las carencias producidas por la crisis económica".
 
   "Los enemigos de la Iglesia --prosigue la carta-- salen en estos días a decir mentiras sobre esta realidad tan evidente, con intención de contaminar la opinión pública, pero no lo consiguen", porque la gente sabe que cuando acude a la Iglesia Católica "encuentra siempre acogida y ayuda hasta donde la Iglesia puede dar", y "todo ello constituye un testimonio precioso del mandamiento del amor, que Cristo nos ha dejado como emblema para sus discípulos".
 
   La Iglesia Católica, a la que, según ha recordado el obispo, "pertenece el 92% de la población española, no recibe ninguna partida presupuestaria del Estado y lo que recibe por el cauce de la 'X' proviene directamente de los contribuyentes que así lo manifiestan libremente, y que cada vez son más. La ayuda que el Estado da a los colegios concertados, no se la da a la Iglesia, sino a los padres que tienen derecho a que el Estado subvencione la educación de sus hijos, como subvenciona la escuela pública. La ayuda que el Estado da a una residencia de ancianos no es ayuda a la Iglesia, sino al anciano que tiene derecho a ser atendido".
 
   Siguiendo con este argumento, Demetrio Fernández ha explicado que "una plaza en la escuela concertada cuesta al Estado el 40% menos que esa misma plaza en la escuela pública, y no es de menor calidad, y hay más demanda que plazas en la escuela concertada, gestionada por la Iglesia Católica. Una plaza de residencia de ancianos que gestiona la Iglesia cuesta al Estado el 50% menos que esa misma plaza gestionada en una residencia pública, y no es de peor calidad. Solo por estos capítulos la Iglesia ahorra al Estado miles de millones de euros cada año".
 
   Además, "las Cáritas en todas las parroquias de España están saturadas de peticiones y, gracias a un voluntariado generoso, que lo hace por Dios y por los pobres, están siendo atendidas millones de personas, que experimentan a la Iglesia Católica como su dulce hogar".
 
   La Iglesia, por tanto, "no es un parásito en la sociedad de nuestros días. La Iglesia no vive a costa del Estado, sino sostenida por sus fieles. La Iglesia hace un gran bien a la sociedad de nuestro tiempo, aunque a los enemigos de la Iglesia les cueste trabajo reconocerlo o incluso lo nieguen con mentiras que nadie se cree".
 
   En conclusión, según ha subrayado el obispo, "la Iglesia no pide privilegios, sólo quiere libertad para cumplir su misión: para predicar la verdad del Evangelio, aunque a veces escueza, para administrar los sacramentos del Señor, para favorecer un mundo nuevo, más justo, más solidario, más fraterno. En todo esto Dios es siempre un aliado, nunca un adversario. La religión es un factor positivo para la sociedad, es un elemento de convivencia y de paz. Por eso, vale la pena apoyarla, aunque uno no fuera creyente".

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