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San Fernando

Begoña Aldai, de hacer historia en la carrera más fría del mundo a inspirar en La Isla

Tras convertirse en la primera persona en culminar los 195 kilómetros de la Classic 6633 Artic Ultra en Canadá, compartió su gesta con los institutos

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  • Junto a Irene Geraldía y Ángeles Taró participó en las jornadas 'Un mundo de referentes, cuando las mujeres hablan', en el marco del 8M

A sus 28 años, la alavesa Begoña Alday acaba de hacer historia al convertirse en la primera persona española en completar los 195 kilómetros de la Classic 6633 Artic Ultra en Canadá, una de las carreras más frías y más duras del mundo. Un desafío extremo que ha superado en 62 horas –doce menos que el límite marcado por la organización- durante el que se ha enfrentado a temperaturas por debajo de los 33 grados y una sensación térmica de menos 40. Por si no fuera bastante con esto, en todo el trayecto que ha realizado de manera autónoma, coincidiendo en momentos puntuales con algún compañero, ha arrastrado un trineo de más de 20 kilos con sus pertenencias (saco de dormir, comida de emergencia y todo lo necesario para sobrevivir).

Recién llegada a España tras culminar este reto, durante dos días ha inspirado a la juventud isleña con otras dos compañeras más, la isleña Irene Geraldía (una de las primeras mujeres españolas con el título de buceadora científica internacional a sus 23 años) y Ángeles Taró, en las jornadas "Un mundo de referentes, cuando las mujeres hablan", dirigidas a los institutos que ha acogido el Centro de Congresos en el marco de la programación del 8M. Todavía con secuelas de su gesta, como temblores y problemas de sudoración, Alday ha compartido su experiencia y una trayectoria profesional repleta de cambios y oportunidades.

Licenciada en Ingeniería Náutica y formada en el ejército, capitana de la Marina Mercante, ha sido también futbolista en un club de segunda división, y cree profundamente en el poder de la transformación y de la superación, como así les ha hecho ver al público más joven estos días. “La experiencia ha sido increíble, ha sido súper bonito hablar con la gente joven, con los artífices de ese cambio que haya en el futuro”. A todos ellos les explicó que “ser mayor” va más allá de tener una profesión y que “cambiar está bien, no es fracasar” al igual que tener una trayectoria más dispar. “Es mucho más que la carrera que empiecen, tienen que aprovechar las oportunidades y permitirse cambiar”, explica.

En su última aventura llegó a estar 19 horas seguidas andando y sin dormir, un extremo que por muy preparada mentalmente que vaya, como era su caso, también la puso a prueba. “Fue algo muy físico, pero es verdad que la perspectiva cambia cuando las horas van pasando. No es lo mismo el día que la noche, la falta de sueño, todo lo que ves de un color, quieres completar la carrera pero cuando las señales te dicen déjalo, qué estás haciendo, tienes que acallar esas voces de una manera amable; no hablarte mal. Yo me suelo decir: cinco kilometros más y al final lo vas haciendo. Tuve la tentativa de dejarlo, porque la mente te juega malas pasadas y no le encuentras el sentido. Pero esto también te va formando la cabeza. En estas pruebas -explica- se aprende muchísimo de una misma y sentirte fuerte te ayuda a las dificultades del día a día”, señala la joven.

¿Pagamos las mujeres un precio demasiado alto por querer demostrar nuestras fortalezas? Alday es tajante e invita a hacer un poco de autocrítica. “Es grandísimo el precio; qué fácil es eso de eres la primera mujer en vez de qué valiente es esa persona. Todo es muy difícil para cualquiera; siempre llevamos ese apellido. Al final es una lucha que te lastra muchísimo, pero que también me ha dado muchas alegrías y que me permite inspirar y llegar a ser un pequeño referente para generaciones futuras.  

Y en esta reflexión el lenguaje inclusivo también tiene mucho que decir a la hora de dar un paso más contra las limitaciones que a veces nos ponemos nosotras mismas. Precisamente por eso, aún a riesgo de tener más trabajo para conseguir patrocinadores, tenía claro que su próximo reto tenía que ir en esta línea.

Y es que los que muchos no saben es que este último hito que ha culminado con éxito forma parte de su entrenamiento de cara a otro aún más complicado para enero de 2026: realizar un Ironman en la Antártida: Nadar, 3,8 km, pedalear 180 km y correr 42 km. Sí, un Ironman, no un Ironwoman. Quiere convertirse en la primera persona en completar esta prueba en la Antártida. “Es más fácil decir ser la primera mujer, vende mucho, o cambiarlo a Ironwoman con otro discurso, esto nos ha hecho perder oportunidades de patrocinio, pero de ahí no me saca nadie”, admite, orgullosa de su decisión.

 

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