Se vendió en el año 2007 como una auténtica panacea por parte del alcalde de aquella época, el andalucista Manuel María de Bernardo, un polígono que generaría hasta 2.000 empleos y que terminó siendo comprado en buena parte por los especuladores de suelo quienes, al final, hicieron un mal negocio.
En efecto, han pasado 17 años desde que se llevaron a cabo los trabajos de urbanización de Fadricas II y, a día de hoy, su desarrollo futuro sigue siendo una incógnita. Y es que poco más del 15 por ciento de todo el terreno ha sido ocupado y, en gran medida, por grandes cadenas de supermercados -hasta tres-, una gasolinera, la nave del servicio municipal de limpieza y el futuro vivero de empresas de la Junta de Andalucía, que ya está terminado a la espera de su acondicionamiento interior.
Un polígono que este verano de nuevo ha sido limpiado para evitar problemas de incendios, dada la cercanía de viviendas colindantes del barrio de La Casería, pero que todavía presenta numerosas parcelas cubiertas de escombros.
A ello se suman los problemas de electrificación que sufrió durante 12 años, puesto que fue necesaria una inversión que rondaba el medio millón de euros para que las futuras naves -si es que llegan- tuviesen luz. Incluso recientemente el Ayuntamiento ha tenido que abonar a una promotora más de 118.000 euros como consecuencia de no poder ejecutar los planes previsto en varias parcelas -si bien inicialmente reclamaba más de seis millones de euros-.
La madre del cordero
Sin embargo, el principal hándicap con el que ha contado el desarrollo de dicho polígono desde sus albores han sido las nulas conexiones para acceder a él, lo que ha provocado que poco a poco haya perdido el atractivo que, en un principio, cabía esperar.
Lo que estaba contemplado, e incluso se iniciaron las obras, fue la ejecución de un enlace tipo diamante, que mejorará las entradas y salidas, no sólo al polígono sino también a la primera fase, a Bahía Sur e incluso a los futuros desarrollos de la tercera fase o Polvorines. Así se conseguiría también una mejora de la conexión de esta parte de la ciudad con el resto del municipio, a través de la duplicación del tablero del Puente de la Casería.
A las primeras de cambio la obra quedó paralizada por una cuestión técnica tras el soterramiento de las vías del tren. Siete años después de la urbanización del polígono, y ya con Loaiza en la Alcaldía, se intentaron retomar en 2014 las obras -había que liquidar a la anterior adjudicataria-, pero eso nunca llegó a producirse.
De hecho, el proyecto fue apareciendo en distintos Presupuestos Generales del Estado, cada vez con cantidades más ínfimas y, a día de hoy, se encuentra guardado en cualquier cajón del Ministerio de Fomento a la espera de que alguien lo desempolve.
La realidad es que actualmente para llegar a los dos polígonos, tanto Fadricas I como II, hay que ir hasta el enlace de Ardila y darse la vuelta para conectar con el acceso de la CA-33 en dirección a Bahía Sur. Y es que ni tan siquiera se puede acceder por los dos puentes que hay en Pery Junquera, cuyas características no permiten la entrada de vehículos de grandes dimensiones.
Janer, el remate
Y por si fuera poco ha aparecido en escena el nuevo polígono comercial de Janer, donde ya se han instalado las primeras firmas y a lo largo de los próximos meses abrirán sus puertas varias más. Una de las claves es, precisamente, esas buenas conexiones que tiene el citado polígono, lo que provoca que actualmente Fadricas II -y el I también- padezcan una situación que se podría calificar de ahogamiento.
Llegados a este punto, el presidente de la Comunidad de Propietarios de Fadricas I, José Ramón Arrocha, lo tiene claro y se muestra contundente. “Se ha hecho más indispensable que nunca esa conexión con la CA-33, pero no solo por Fadricas II, sino también por Fadricas I y los futuros desarrollos que se pretenden llevar a cabo en La Casería”.
Es por ello que Arrocha considera que a quien competa se ponga manos a la obra para, o bien para rescatar ese proyecto original que conecte la ciudad, la CA-33 y los polígonos, o uno que una la CA-33 con ambos. “Con todos los avances que ha habido estos años, no creo yo que sea un problema solventar esas cuestiones técnicos que provocaron la paralización en su día del nudo de diamantes”, apostilla.