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Más de 150 familias condenadas a vivir con el agua al cuello a la vuelta de unos años

La situación de las vueltas de fuera y el ‘lavado de manos’ de la Demarcación de Costas complica el futuro de las viviendas de La Almadraba

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  • La zona de La Almadraba. -

Las manifestaciones realizadas recientemente por el  jefe de la Demarcación de Costas Andalucía-Atlántico, Patricio Poullet, sobre la situación de las vueltas de afuera en San Fernando en las que poco menos que se lavaba las manos y pasaba la patata caliente sobre el futuro de las mismas al Ayuntamiento isleño ha puesto en alerta de cara a los próximos años a todo el frente litoral que discurre por la zona de La Magdalena que va desde la zona del Zaporito, pasando por Gallineras, La Almadraba y los alrededores de la playa de Camposoto.

La situación se torna incluso más preocupante si se atiende a las 155 viviendas que se extienden por el barrio de La Almadraba, que son las que se encuentran en primera línea y, por tanto, el agua podría colarse, literalmente, hasta sus cocinas a la vuelta de unos años. Viviendas que en su momento hicieron que muchos de sus propietarios se hipotecaran de por vida y que, si no se pone remedio, perderán dicho patrimonio.

El estado de las salinas

La falta de mantenimiento de las salinas que se encuentran en el perímetro antes reseñado por parte de sus titulares, el 99 por ciento abandonadas, y la idea de la propia Demarcación de Costas de que vuelvan a su estado natural es una de los grandes hándicaps por el que pasa el futuro de dichas casas.
Cabe recordar que el pasado mes de junio, Juan Manuel García de Lomas, biólogo y ex director del Centro Tecnológico de la Acuicultura (Ctaqua) ya alertaba en esta medio de que eso era un craso error, puesto que si no se mantiene la actividad productiva y la conservación de las salinas, el agua podría inundar áreas como la barriada de La Almadraba, debido a la elevación del nivel del mar.

Y es que, según ha podido conocer San Fernando Información, el estado actual de dichas salinas que afectan a toda esa zona es el siguiente. La Carabela, San Anselmo y Leocadia, que se encuentran en el entorno de la playa de Camposoto, están en desuso y las vueltas de fuera totalmente rotas, lo que provoca que el agua entre y salga con cualquier coeficiente que haya de marea.

También se encuentra abandonada la salina de San Salvador que afecta al tramo de la barriada de La Almadraba que discurre desde el número 305 al 435. Mientras que, por otro lado, la Salina El Estanquillo sí que se encuentra activa, pero la propiedad lleva a cabo arreglos a cuentagotas. También las vueltas de afuera están en pésimo estado de conservación y lo que pueda ocurrir en el futuro en dicho tramo de salina tendrán incidencia directa sobre desde la vivienda situadas desde el número 435 al 493 en La Almadraba.

Por último, se encuentran las salinas de Belén y San Cayetano, que se hayan en idéntica estado al resto y que tienen una influencia directa sobre las viviendas que se ubican en Buen Pastor, Ronda del Estero y San Marcos hasta el Zaporito. Actualmente son usadas para paseos peatonales y ciclista.
Los vecinos de La Almadraba se muestran expectantes con la situación que se pueda dar a mediados de este mes de septiembre, cuando hay mareas previstas que están por encima de los 110 de coeficientes, es decir, que no es descartable que el agua se dé de bruces con la trasera de sus viviendas.

Ruiz Cortejosa

José Ruiz Cortejosa fue todo un histórico de la barriada de La Almadraba cuando ocupó la presidencia y logró, gracias a las numerosas movilizaciones que organizó, que el barrio siguiera en pie y se modificara la linde que afectaba a las casas y que iba a provocar su desaparición. Un fantasma, el de la desaparición, que se les vuelve a aparecer con la situación de las vueltas de afuera.

Actualmente ocupa un cargo directivo en la Federación de Asociaciones de Vecinos Isla de León, además de ser vecino del barrio, y tiene muy claro por dónde pasa la solución: plantarse en Madrid ante el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico para buscar una salida conjunta.

Es decir, plantea una reunión en la que estén presentes representantes de dicha cartera ministerial, del Ayuntamiento isleño y de los propios vecinos. “Yo no voy a permitir que una vivienda que adquirí en 1979 y por la que me hipoteque desaparezca a la vuelta de diez o quince años”, indica Ruiz Cortejosa, quien reclama a todas las administraciones implicadas un poco de coherencia porque lo que está en juego es el futuro de alrededor de un millar de personas.

De hecho, desde la Federación Isla de León se han remitido numerosos informes al Defensor del Pueblo Andaluz, quien tras realizar todas las gestiones que son de su competencia, les ha dejado claro que la única forma de impedir que las casas desaparezcan es acudiendo a la vía judicial.

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