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Alberto Sellés: "Cuando llevo un tiempo sin pisar La Isla y siento su brisa, me emociono"

El bailaor cañaílla, uno de los grandes alicientes del festival flamenco 'La Isla Ciudad Flamenca', actuará el 24 de agosto en el Parque

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  • Alberto Sellés.

Entrevistador: Buenas, ¿cómo se encuentra?

Alberto Sellés: Buenas. Muy feliz, disfrutando del verano con mi familia y amigos; de hecho, me pillas yendo a la playa.

-Lleva toda la vida bailando y ha tenido grandes maestros.

-Sí, estuve en la escuela Tronío desde los cuatro años, con las hermanas Vélez. Después pasé por la academia de Angelita Gómez en Jerez y estuve también con Patricia Ibáñez. Con Patricia estuve desde los ocho hasta los diecisiete años. A los quince años gané un premio en Huelva que me becó para estudiar en la Fundación Cristina Heeren. Allí, en la fundación, estudié con Javier Barón, Úrsula López, Rafael Campallo, Rubén Olmo... También recibí formación de Andrés Peña y Andrés Marín, hasta que entré en el Ballet Flamenco de Andalucía con Rafaela Carrasco, y luego con Estévez/Paños. Ya cuando terminé el bachillerato, con diecisiete años, me fui a Sevilla. Desde entonces no he parado.

 -Tiene 32 años y lleva desde los 17 dedicándose a esto. Pocos pueden decir eso. ¿Cómo es vivir de la danza?

-La verdad es que no me puedo quejar. Es cierto que la pandemia fue una época complicada, pero en general siempre me ha ido bien, he tenido trabajo, y me siento muy afortunado de poder dedicarme a lo que me gusta.

 -¿Sigue en el Ballet Flamenco de Andalucía?

-Fue una gran experiencia, pero ya soy autónomo. Ahora trabajo con Estévez/Paños, con Manuel Liñán, y hago algunas colaboraciones con Arcángel. También hago proyectos en solitario, que es lo que más me llena en este momento. Estoy en la trinchera, por así decirlo.

"Me gusta dejarme llevar por la intuición y lo que me apetece en cada etapa"

-¿Qué prefiere, ser autónomo o estar en una compañía de danza con una estructura más definida?

-Creo que todo tiene su momento. Me gusta dejarme llevar por la intuición y lo que me apetece en cada etapa. Cuando siento la necesidad de contar algo o hacer un espectáculo en solitario, lo hago. Pero también me encanta trabajar en compañía, con directores que aportan su visión externa. Todo te enriquece, y para mí de eso se trata, de seguir aprendiendo y evolucionando tanto personal como artísticamente.

-También está inmerso en el mundo de la coreografía.

-Sí, hice una coreografía para un certamen y me llevé el primer premio. Me encanta coreografiar y también aportar una visión externa cuando compañeros me lo piden. Es una faceta que disfruto mucho.

-¿Qué disfruta más, bailar o coreografiar?

-Es una buena pregunta. Depende del momento. Ahora mismo me siento más intérprete, pero si me hubieras preguntado hace un año, probablemente te habría dicho que me gusta más coreografiar. Todo depende del momento y de cómo me sienta en cada etapa.

-Vive en Sevilla. ¿Viene a menudo a San Fernando o no tiene tiempo?

-Aquí están mis amigos, mi familia, y es como recargar energías. Sin embargo, últimamente he pasado muy poco tiempo en Sevilla; estos últimos cuatro meses apenas he estado allí.

"Estoy nervioso por la actuación del 24 de agosto. Cuando te viene a ver gente que quieres, sientes una responsabilidad mayor"

-El día 24 de agosto, el auditorio del Parque será suyo. ¿Tiene ganas de actuar?

-¡Muchas ganas! Estoy un poco nervioso, pero tengo muchas ganas. Ya tengo el espectáculo preparado, pero me gustaría mantener algunas sorpresas. Haré flamenco clásico, pero tal vez haya algo inesperado.

-¿Cuál es el motivo de esos nervios?

-Estoy nervioso, sobre todo porque cuando te viene a ver gente que quieres, sientes una responsabilidad mayor. Aunque siempre das todo en cada actuación, cuando vienen tus padres y amigos, la presión es un poquito mayor.

-¿Has actuado recientemente en San Fernando?

-El año pasado estuve en el Teatro de la Corrida con un espectáculo que presenté en Jerez. Normalmente, cuando presento mis espectáculos en solitario, suelo rodarlos por aquí, en San Fernando.

-Ha conseguido hacerse un hueco en el mundo del baile en España, incluso ha bailado en el extranjero. ¿Cómo han sido esas experiencias fuera del país?

-El flamenco es muy querido y respetado fuera de España. Hay personas que dedican su vida entera a aprender flamenco, incluso se mudan aquí para ello. Es un arte que conecta con todo el mundo, independientemente de su nacionalidad o idioma. Somos muy afortunados de que el flamenco haya nacido aquí y de que se haya expandido al mundo entero.

-Actuó recientemente en Los Ángeles delante de quince mil personas.

-Fue una experiencia increíble, bailando con una orquesta sinfónica. La energía fue brutal, con todo ese público y los músicos detrás interpretando música de Falla y el Bolero de Ravel. Fue algo que no olvidaré nunca.

-¿Con qué se queda, con bailar ante grandes audiencias en el extranjero o ser profeta en su tierra?

-Me quedo con seguir trabajando todos los días. Nunca he tenido grandes pretensiones; mi ambición siempre ha sido muy natural. Lo importante para mí es trabajar en lo que me gusta y disfrutarlo, como cualquier otro trabajo. Cada proyecto lo tomo como algo muy enriquecedor.

-¿Tiene algún proyecto futuro en mente ahora mismo? ¿Sabe hacia dónde quiere dirigir su carrera?

-Tengo algunas cosas en mente. Me gustaría seguir coreografiando y trabajando en proyectos propios. Este año he cumplido muchos proyectos y estoy muy contento. También estoy en el nuevo proyecto de Manuel Liñán, Muerte al amor, que estará en la Bienal de Sevilla. Además, estaré en un homenaje a Merche Esmeralda. Estoy muy feliz con todo lo que está sucediendo.

"No todo el mundo tiene la capacidad de gestionar emocionalmente lo que implica este trabajo, pero yo, en general, siempre he sentido mucho cariño y apoyo de mis compañeros"

-Supongo que no todo ha sido fácil. ¿Cómo es el mundo del baile? ¿Es un gremio complicado?

-Como en cualquier profesión, hay de todo. Somos personas muy expuestas y vulnerables; trabajamos con la sensibilidad y el alma. No todo el mundo tiene la capacidad de gestionar emocionalmente lo que implica este trabajo, pero yo, en general, siempre he sentido mucho cariño y apoyo de mis compañeros. Me considero una persona empática y trato de entender cualquier gesto o situación difícil.

-¿Y cómo lleva las críticas?

-Aprendo mucho de las críticas constructivas, y las destructivas intento que no me afecten. Es importante saber responsabilizarse de lo que te toca, y si el problema está fuera de tu control, hay que aprender a dejarlo ir.

-Ya lleva más de diez años dedicándose profesionalmente a la danza. ¿Cómo ha cambiado Alberto desde que empezó hasta ahora?

-Creo que me he quitado muchos prejuicios, tanto en mi baile como en mi forma de ser. Bailamos como somos, y he aprendido a aceptar cosas que antes no me gustaban. Es una evolución constante, y creo que eso se refleja en todo lo que hago.

-También ha hecho sus pinitos en el mundo del teatro.

-Sí, el arte dramático me parece fascinante. He trabajado con direcciones teatrales, y también he hecho algunas colaboraciones en obras de teatro como hobby. Creo que la palabra tiene mucha fuerza, al igual que el cante. Aunque me dedico al movimiento, la palabra es un lenguaje muy directo que también me encanta.

"Soy una persona tímida"

-¿Hay mucha diferencia entre el Alberto que sube al escenario y el que se toma una cerveza con sus amigos?

-Sí, creo que sí. Soy una persona tímida en general, pero cuando estoy en el escenario, la profesionalidad toma el control. Cuando estoy con amigos, soy más relajado, pero en el fondo, creo que la esencia es la misma.

-¿Qué es lo que menos le gusta de su profesión?

-Lo que menos me gusta es el tiempo que paso fuera de casa. Nos perdemos muchos momentos familiares y con amigos. Es el sacrificio más grande de esta profesión.

-¿Echa mucho de menos La Isla, Alberto?

-Mucho. A veces me escapo solo para venir a comer a San Fernando, por el simple hecho de estar aquí.

-¿Qué es lo que más le gusta de San Fernando?

-Tiene una luz espectacular, y su gente, todo en general, es maravilloso. Pero la luz y la sal... Cuando paso mucho tiempo fuera y vuelvo para acá, al bajarme del tren y sentir la brisa con el olor a sal, se me saltan las lágrimas.

-Disfrute de su actuación en La Isla el próximo día 24. ¡Y póngase crema, no se vaya a quemar!

-(Risas) Lo haré. Un saludo.

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