De esta manera, los niveles de yodo-131 se encuentran 1.250 veces por encima del límite legal, según se extrae de una muestra de agua de mar extraída el viernes por la mañana a 330 metros al sur de la central, según ha informado la agencia de noticias japonesa Kiodo. El nivel ha alcanzado así su tope desde que comenzó la semana, tras comenzarla unas cien veces por encima del límite legal. TEPCO achaca este aumento a la llega al mar del agua radiactiva desaguada desde la central.
El resultado podría elevar las preocupaciones acerca de los productos obtenidos a través de la pesca en la zona noreste del país.
Los materiales radiactivos se "diluirán de manera significativa" al ser consumidos por especies marinas, según ha apuntado la Agencia, que ha agregado que no tendrá un impacto significativo en la pesca y que ésta no se realiza en un área de 20 kilómetros a la redonda de la central.
Si la gente ingiere 500 mililitros de agua conteniendo el nivel registrado de yodo, los niveles de radiación alcanzarían el límite de un milisievert al que una persona puede exponerse de manera anual sin sufrir riesgos de salud.
Por su parte, el Departamento de Energía estadounidense ha dicho que según sus datos, que comparan los datos de radiactividad aérea del jueves con medidas realizadas de manera previa, los resultados indican que los máximos de exposición en la zona oeste de la central de Fukushima-1 son menores.
TEPCO está intentando quitar las piscinas de agua que contienen sustancias radiactivas muy concentradas para evitar que puedan pasar de un reactor a otro o a las piscinas de combustible. Al mismo tiempo, están intentando restablecer la electricidad en el reactor número dos.
El jueves, tres trabajadores fueron expuestos a índices de 200 milisievert por hora en el edificio de turbinas del reactor número tres, lo que precipitó el cambio de planes. En un esfuerzo por mantener los trabajos de refrigeración, se siguen rociando los reactores uno y tres, aunque ahora con agua dulce en lugar de agua de mar como se venía haciendo en los primeros días de la operación.
Entre los empleados se temía que la sal del agua marina estuviera cristalizando, lo que sería la causa del humo que intermitentemente se ha desprendido de algunos edificios en los últimos días.