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La Velada de Ntra. Sra. del Carmen al comienzo del siglo XX

Carlos Rodríguez, conocido por contar historias de La Isla a través de su programa ‘El Güichi’ de Carlos', habla de la parte nostálgica de las fiestas isleñas

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  • La Feria en la Alameda. -

En las dos primeras décadas del siglo pasado, desde 1900 hasta 1919, en el mes de julio, cuando la cosecha de la sal esperaba al levante, La Isla se disponía a celebrar su Velada de Ntra. Sra. del Carmen.

En la Alameda y las plazas de Alfonso XIII (del Rey) y Sagasta (plaza Iglesia), se había establecido el Real de la Velada para el solaz de los vecinos. El equipo de gobierno presumía ante los invitados y forasteros al enseñar las construcciones de la hermosa Avda. Berenguer (Real).

Para las instalaciones de las atracciones mecánicas fue necesario, con el tiempo, la diversificación en diversas plazas como Font de Mora, Sánchez de la Campa (de las vacas), Glorieta, Carmen, Rodríguez Arias (alamedilla o del piojito) y Sosiego (de los melones).

A partir del año 1906, la alameda Moreno de Guerra tuvo un mayor protagonismo al ser diáfana, lo que permitió la instalación de tres primeras casetas de reuniones, disfrutando de bailes organizados por las sociedades del Casino y el Círculo de San Fernando, así como la del Ayuntamiento, en el centro. En el año 1912, las entidades sociales decidieron reunir a sus socios y familiares en sus sedes sociales situadas en la Avda. Berenguer, donde llevaron a cabo actividades sociales. El Ayuntamiento decidió no establecer su caseta debido al elevado coste.

La multitud de personas que se encontraban en la Alameda en las entradas a las casetas, tómbolas, puestos de alimentación y rebuscos impedía el paseo. Mientras se escuchaban los conciertos de la banda Infantería de Marina, en la hostelería de Quirós se ofrecían limonadas, zarzaparrillas y mantecao entre jardines, árboles, mesas y sillas, donde descansaban de zapatos nuevos los pies dolorosos de tanto pasear.

Números pares

En la avenida de Berenguer, desde la Alameda hasta la Plaza de la Iglesia, en la acera de los números pares, se instalaron grandes postes de maderas conocidos como berlingas, que a través de unos túneles eléctricos de bombillas blancas y, posteriormente, de colores, daban un efecto muy vistoso como alumbrado extraordinario. Entre las bombillas y las berlingas se colocaron banderas, escudos y gallardetes de papel en monturas de alambres que, a veces, salían ardiendo. La acera opuesta no se iluminaba, permaneciendo solo con su alumbrado habitual. A oscuras. Es posible que dicha situación sea denominada como la acera de los tramposos, ya que se decía que aquellos que transitaban por el lugar eran para no ser vistos.

En las bocacalles de la avenida se situaban los puestos y rifas, y el público paseaba lo mismo por la acera que por el centro de la calle. En el mes de marzo de 1906, se estableció el servicio de tranvía eléctrico, lo que sugiere, al no tener noticias contrarias, que circularían sin tener que suspender el servicio por la avenida, como hoy en día. En las puertas de los casinos, los socios sentados en sillas se distraían viendo al público y, en ocasiones, al igual que las terrazas de los bares, fueron prohibidos sacar mesas y sillas a la calle debido al gentío paseando.

No se conocían las casetas de comidas y bebidas. Se consumían en las terrazas de los bares Royalty, San Diego, La Nueva España, Café Cervantes, donde se sirvieron las primeras cervezas Cruz del Campo (1908), Café Suizo y El Palacio de Cristal. Los pasteles se compraban en la Victoria, a las que se unieron La Mallorquina y el Arqueño en 1908.

En la Plaza del Rey y sus calles a su alrededor se montaban los cacharritos de columpios, carruseles, tiro con flechas y al blanco con escopetas, un zoo de animales disecados, barracas de fantoches, Tía Norica o la mujer barbuda. Entre 25 y 30 feriantes asistían cada año. Mayormente, eran puestos de alimentación, de masa frita (buñuelos y churros), turrones, frutos secos, y unos caramelos largos a los que se les llamaba Berlingones debido a su parecido con las berlingas.

En tres ocasiones, a lo largo de las décadas, la comisión de Festejos propuso organizar una Feria de Ganado, tal como se llevó a cabo en la antigüedad; sin embargo, las circunstancias no coincidieron.
Los ceremoniales religiosos en honor a la Virgen del Carmen se ofrecieron en el convento con la asistencia de las autoridades locales y militares, siendo ya patrona de la Marina.

Hasta tres veces

Los fuegos artificiales han sido lanzados de una a tres veces en cada velada. Se vivían los espectáculos en la última noche, como fin de fiesta, y al celebrarse las cucañas. Hasta cinco veces en una misma velada, tres en la plaza de la Iglesia y una en la del Carmen y Glorieta.

En nuestro coso taurino han destacado grandes figuras del toreo tales como Agualimpia, Barquero, Serranito, Rebujina Chico, Julio de la O y profesionales isleños y de la Bahía de Cádiz. Se celebraron manifiestos a las seis horas y novilladas del Toro del Aguardiente sobre las 7 y 8 de la mañana, en corrida de prueba y no por la calle. Los toros recorrían las calles para dirigirse a la plaza o al matadero.

Este breve resumen, adaptado al espacio en prensa, es un adelanto de lo publicado en Historia de la Feria del Carmen y de la Sal (1820-2020), así como en Feria Taurina Velada Ntra. Sra. del Carmen (1871-2023), que proporciona información sobre La Isla. Si están interesados en dichas obras, se pueden obtener en librerías y copiarías de barrio, o a través de www.elguichidecarlos.com.

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