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Otro tesoro oculto de San Fernando: el café artesanal cultivado con más mimo

Los residentes de la Residencia de Ancianos Virgen del Carmen participan en todo el proceso de elaboración del café

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  • Una de las ancianas disfruta del café. -

 

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Llegar a una edad avanzada puede ser una etapa complicada tanto para los individuos como para sus familias. Tomar la decisión de ingresar a un ser querido en un centro de mayores suele ser un paso difícil, cargado de emociones y dudas. Sin embargo, hay residencias como Virgen del Carmen donde la atención cercana y las actividades especiales, como la producción de su propio café, hacen que esta transición sea más llevadera y enriquecedora.

En las paredes de esta acogedora residencia cuelgan las manualidades realizadas por los 27 ancianos que viven en un entorno que se asemeja a una casa familiar. Su jardín, que también alberga un huerto, está adornado con árboles tropicales, entre los cuales se encuentra un cafetal. Este cafetal produce el café que los residentes han preparado especialmente para la visita de San Fernando Información.

La producción de café en la Residencia Virgen del Carmen involucra a los residentes en cada etapa, desde la recolección hasta el molido. Este proyecto no solo les brinda una actividad entretenida, sino que también les permite sentirse útiles y activos. La planta de café necesita entre tres y cuatro años para dar frutos regularmente. "Nos va a tocar esperar", bromea Manuela, quien, a sus 94 años, va todos los días al huerto.

Recogida del café.

Tras recoger los granos, los residentes limpiaron los restos de tierra y retiraron la cáscara para prepararlos para el siguiente paso. "Tenía una textura muy gelatinosa", comenta una anciana que participó en el proceso. Luego, colocaron los granos al sol y los giraron regularmente para que se secaran de manera uniforme. Una vez secos, los tostaron en una sartén, prestando atención hasta escuchar el primer crujido que indica que han alcanzado el punto perfecto. Finalmente, los granos tostados se muelen, dejando listo un café cuyo sabor puro refleja el cariño y la dedicación con los que ha sido hecho. "Por desgracia, lo sacamos a cuentagotas y para ocasiones especiales porque con una sola planta tampoco sale mucho", comenta la coordinadora mientras muestra el tarro en el que queda poco café.

Más actividades

Con los "juanillos" que se quemarán el próximo 23 de junio como testigos, Carmen, la terapeuta funcional del centro, explica la importancia de estas actividades. "Buscamos que se sientan útiles. Con estas actividades entrenan sus capacidades cognitivas y manuales, además de que nos lo pasamos muy bien y generamos sinergias entre nosotros", comenta.

La terapeuta subraya que hay un estigma injusto asociado a las residencias de mayores. "Mucha gente tiene el falso prejuicio de que una persona cuando está en una residencia es porque acaba siendo abandonada. Y para nada es así, simplemente hay veces que no pueden ser tratados y recibir los cuidados que necesitan y merecen. Las familias de ellos forman parte activa de la vida aquí y están en contacto diario con sus seres queridos".

La residencia, ubicada al lado de La Glorieta, fue sometida a una intensa reforma en el año 2012 y cuyo cupo está completo, siempre tiene gente esperando para ingresar tanto en la residencia como en su centro de día. Este lugar demuestra que un centro de mayores puede ser un lugar lleno de vida y  actividad, gracias al dedicado personal que se esfuerza por hacer los últimos años de los residentes lo más felices e interactivos posibles.

 

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