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La lluvia amarga un triste Miércoles Santo sin salidas procesionales

Vera-Cruz, Gran Poder y Servitas se quedaron en sus templos, dejando desoladas las calles de San Fernando

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Hermandad del Gran Poder.

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Vera-Cruz.

Vera-Cruz.

Vera-Cruz.

Vera-Cruz.

Vera-Cruz.

Vera-Cruz.

Vera-Cruz.

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Servitas.

Servitas.

Servitas.

Servitas.

Servitas.

Servitas.

Servitas.

Servitas.

Las hermandades de San Fernando, otra vez, se vieron obligadas a tomar la decisión de suspender sus salidas procesionales debido a las adversas condiciones meteorológicas. La hermandad del Gran Poder, que tenía previsto iniciar su estación de penitencia, anunció la suspensión de su procesión alrededor de las 15.00 horas mediante un comunicado, detallando los actos que se llevarían a cabo durante la tarde.

A las 18.00 horas, las puertas de la iglesia de la Bazán se abrieron para que quienes desearan visitar los pasos pudieran hacerlo. La Agrupación Musical Ecce Mater interpretó varias marchas en honor a los titulares, seguida por las actuaciones de los coros Virgen del Carmen y el de la peña carnavalesca ‘El Plumero’, quienes ofrecieron sus cánticos a los titulares de la hermandad en un agridulce Miércoles Santo.

La hermandad de la Vera-Cruz también emitió un comunicado alrededor de la misma hora, informando la suspensión de su salida procesional. A las 18.00 horas, se convocó a los hermanos para realizar la estación menor ante el Santísimo Sacramento y la Veneración al Lignum Crucis, seguido de la apertura de las puertas de la capilla a las 19.00 horas. Durante toda la tarde, la capilla estuvo llena de un público ansioso por contemplar el vetusto misterio de la Vera Cruz, que este año presentaba algunas novedades, como las cantoneras de la cruz y el regreso de una banda de música tras el paso; no obstante, lo más destacado es la reciente restauración de la Virgen del Mayor Dolor. La capilla permaneció abierta hasta las 22.00 horas.

La última en decidir la suspensión fue la Orden de Servitas, que tomó la determinación después de la misa anual que precede a la salida procesional. Los hermanos rezaron la Corona Dolorosa y, a continuación, el paso del templete de la Virgen de los Dolores fue llevado por la cuadrilla de hermanos cargadores de la hermandad de Nazareno hasta la nave central de la Iglesia Mayor, donde el Santísimo Cristo de la Buena Muerte fue depositado a sus pies. En ese momento, se abrieron las puertas de la Iglesia, permitiendo su visita hasta las 22.00 horas.

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