Entre la filosofía y la fe se construye el discurso de José de los Camarones (Jerez, 1955). En la Plaza de las Angustias quedamos con él para un café y para profundizar en su nuevo proyecto que, bajo el título ‘Tenlo por cuenta’, presentará en el Festival de Jerez el próximo 25 de febrero. Será en González Byass, en la bodega de Los Apóstoles y contará con un gran elenco musical de lenguaje instrumental amplio, pues no será un recital clásico con guitarra y palmas sino que sonará el bajo, la guitarra eléctrica o el teclado.
¿Todo preparado para el Festival? ¿Nervioso?
Para mí es un privilegio. Tengo que dar gracias a Dios, a los medios de comunicación, a mi productor y manager por permitirme estar en mi Jerez bendito. Es un proyecto que estará disponible en las plataformas digitales el próximo dos de febrero y el título es un fragmento que me ha escrito Fernando Lobo. Es parte de una colombiana en la que también le meto el soniquete por ranchera, con blues y jazz… todo está musicalizado y adaptado por grandes músicos.
Veo que el repertorio no es el más habitual para José, ¿contento con este cambio?
Desde pequeño tengo en el corazón todos los cantes y sé que cuando se hacen las cosas con honestidad y honradez es bastante. Ten por cuenta que cuando escucho a Terremoto, Agujetas, Mairena, Rubichi, Tío Borrico, Chocolate, Juan Talega, Luis El Zambo, Sordera… me digo a mí mismo un mojón pa mí. Superar eso es imposible pero yo he conseguido tener mi personalidad y que a 20 km sepan que soy yo quien está cantando.
¿Qué le han aportado estos músicos a su día a día?
Siempre me he rodeado de personas inteligentes a la vez que humilde. Me gusta estar lo mismo con un betunero que con un príncipe, eso es lo que me aporta los conocimientos suficientes para expresar lo que siento. Hay que aprender y tener cuidado cómo se hacen las cosas. A la juventud le digo que cojan lo bueno, la fuente de agua dulce y no la de agua amarga porque ya nuestros ancianos hicieron suficiente para ello.
En el programa de mano no aparece la guitarra flamenca, es curioso al menos…
No está presente pero cantaré con instrumentos que entran a compás. Son todos grandes músicos y son de Jerez, entonces el soniquete no se pierde. La soleá apolá suena a eso, por ejemplo. Ellos saben acompañarme y a veces no se atreven ni a tocar, me ponen el colchón para que todo fluya, para que fluya la poesía…
¿No se ha planteado escribir un libro?
En su día recogimos muchos capítulos de mi vida para mi biografía que plasmamos en Morir para vencer. Todo en mi vida no ha sido trágico, ha habido momentos muy buenos. Yo he tenido que matar muchas capas que tenía, muchas caretas como el egocentrismo o la vanagloria. Luego tengo otras caretas innatas como la de vender camarones o la de cantaor.
Yo me refiero más a un libro de poesía o filosofía.
Gracias por tu pleitesía. Te digo que si todo lo que yo hago no lo llevo al campo de la espiritualidad no vale nada. Por ejemplo, yo preparo mi canasto para vender y miro que el canasto esté limpio, ordenado y le pido a Dios que salga bien la faena. Un Dios libre, eso sí, no impuesto.
¿Cómo se compagina vender camarones y ser cantaor flamenco?
Yo lo llevo muy bien, no me puedo olvidar nunca de la cantera de la que fui arrancado y el hecho de que yo haya podido cantar o grabar varios discosno me da derecho a mirar a nadie por encima del hombro. Yo todo se lo debo a la sociedad y a esas personas que me cuidan, miran por mí, son mis custodios y me ayudan a que los proyectos salgan. Yo soy un aficionado, un obrero que trata de hacerlo lo mejor que pueda.
Además del Festival tiene usted otras fechas cerradas, ¿le da tranquilidad?
No me agobio para nada por el futuro. Aquí y ahora. Cuando el manager me dice que tenemos que ir a algún sitio, me da una fecha le digo ¡aleluya! Si no lo hay, no pasa nada, la máquina no se puede forzar, las cosas deben ir por su camino y la alegría mía es despertarme cada día y dar gracias a Dios. Yo vendo mis camarones y cangrejos que es una de las empresas más grandes que mi padre me dejó (sonríe irónicamente).
Lo importante es sobrevivir dignamente, ¿no?
Yo digo que a mí no me pagan por cantar, pero el productor y el manager cobran el “desgaste de ropa” (reímos) y jamás pregunto cuánto dinero hay. Sin vanagloria. Yo me siento feliz con todas las oportunidades porque si no canto yo me muero.
Aunque imagino que echando la vista atrás se alegrará de haber estado con tantos grandes del flamenco…
He compartido cartel Rafael Romero El Gallina, Farina, Juanito Valderrama, Camarón o Lebrijano… en festivales grandes. Manuel Agujetas me presentó como aficionado y me tocó Moraíto. Al cabo de los años me tocó su hijo Diego del Morao, un regalo.
¿Su mayor regalo es haber tenido esas vivencias?
El mayor regalo es Dios, sobre todas las cosas. Nunca me ha abandonado.