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Arcos

La Semana Santa de Arcos, de frente

Francisco Manuel Orellana pronuncia un pregón cargado de devoción, fe, cultura cofrade y caridad

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El pregonero junto al presidente del Consejo y el alcalde.

El pregonero en plena exaltación.

La presidencia del pregón.

La naturaleza quiso que este domingo fuera un día de esplendor primaveral, el ambiente que tanto acompaña a la inminente Semana Santa y a sus manifestaciones. De ello, el Pregón Oficial pronunciado en el teatro municipal Olivares Veas por el teniente Hermano Mayor de las Tres Caídas y abogado del prestigioso despacho Jurisleg Francisco Manuel Orellana,  no precisamente nuevo en estas lides pero, eso sí, con el pellizco que sobrecoge ante la responsabilidad de exaltar el acontecimiento cristiano y cofrade.

Luciendo mantilla, la presentadora del pregonero y compañera de hermandad, Laura Garrido, comenzó dando lectura a un poema posiblemente de Santa Teresa de Jesús para justificar la fe en Dios. Tras los saludos de rigor, resumió el perfil cristiano, cofrade y profesional del pregonero, pero sobre todo el de un amigo y compañero, hombre de fe en Dios pese a “las modas” que “nos alejan de Él.

La música de capilla anunciaría las primeras palabras de ‘Francis’, que fueron para el recuerdo a su reciente ido suegro y para el sacerdote Manuel Rodríguez Salas que también dejaba hace poco este mundo. Fue este entrañable cura quien iluminaría sus primeros pasos en la fe: “Que nadie se llame a engaño que en este mundo no nacemos enseñados”. La formación, el culto y la caridad, principios de su hermandad oficiarían este pregón para el que pidió a todos los presentes ponerse en pie para rezar en común y dar así sentido a su exaltación. El pregonero criticó la a veces “fachada” que se esconde en los aromas a incienso y así reivindicar la pureza y la sinceridad cofrade. Francisco Manuel se encomendó inicialmente a su Cristo de las Tres Caídas, “el que aguanta el dolor de los flagelos”. Luego citó a los Cristos de Arcos, que son uno, pero con distintos nombres con los que se asoma a su pueblo: “... el que llegó a este pueblo blanco para mostrarnos las angustias de María. Con su dolor de afligido, salud para los enfermos, Señor del hospital de San Juan de Dios, tuviste Tú que ser el primero. Y es el que nos salvó con su muerte, lúgubre cortejo fúnebre que cierra la Semana Santa arcense. Precioso el cáliz de cristal y plata que nos muestra su cuerpo inerte, soberana ofrenda de excelsa eucaristía, cordero divino víctima de la agonía. Callen los tambores, cállese la gente que pasa el Hijo de Dios entregado, yacente. Y es el de larga melena que bendice desde hace siglos al pueblo, el de la fe de mis mayores que me enseñaron mis abuelos, el que con recia vara de alcalde gobierna con el corazón abierto, el de la cruz de carey y plata, Nuestro Padre Jesús Nazareno. Ya terminados los maitines, levanta Arcos que ha llegado la hora de hacer todas las cosas nuevas. Ya pasó la oscuridad. Levanta Arcos, despierta, que la luz hecha fulgor está llamando a tu puerta...”.

Otro guiño a Arcos: “¿Han mirado lo que viene después de las promesas amantilladas? ¿Han visto algo más bello que los dolores de María contemplados en silencio? ¿Y han visto qué palio lleva? ¿Acaso hay algo más bello que el cielo estrellado? Cualquiera puede sentirse bendecido por sus sagradas imágenes, no lo dudo, pero el arcense no solo nota la bendición, la ve con sus ojos. La bendición de mi padre, la devoción de mi abuelo... En San Francisco con las claritas del día, en La Caridad con los acianos, en el puente con la gente del campo o para todo el pueblo cuando ya revira...”.

A tener en cuenta

El pregonero fue describiendo las imágenes sentimentales de la Semana Santa por “estaciones”, desde el Domingo de Ramos hasta la Resurrección, para dejar algunas perlas  como “De nada sirven los golpes de pecho si rehúso de la caridad”;  “El amor, siempre, el amor, no hay más camino”; “De frente, ese es el secreto, hermano”; “Jesús es quien gobierna”; “Servir a Dios con alegría”; “Benditas contradicciones que tiene la tierra mía”; “El cofrade que no es mariano no es cofrade”; “Protege al hombre del hombre”; y “Hay que defender lo nuestro como si no hubiera un mañana”..., incluso una alusión al querido poeta Antonio Murciano, Más no se puede decir.

En el acto, la  Iglesia quedó representada por el asistente eclesiástico del Consejo de Hermandades y párroco de Santa María,  Manuel Jesús Ortiz, que recordaba poco antes que Cristo “es la mayor señal de vida del mundo”. Las hermandades, lo estuvieron por el presidente del Consejo, Miguel Ángel Roldán. Y la sociedad civil, por el alcalde del Ayuntamiento, Isidoro Gambín.  En el lado musical, el pregón quedó ilustrado por un sexteto de la banda municipal Vicente Gómez Zarzuela, que así puso música a la Pasión.

Algunas curiosidades

Como anécdotas, el mayor de los tres hijos del pregonero vestirá este año por primera vez la túnica negra de las Caídas; y por primera vez, pregonero y compañeros cofrades tuvieron ocasión de rezar a las plantas de la patrona de la ciudad, la Virgen de las Nieves, en Santa María, como acto simbólico que podría crear un precedente, así como de compartir unos instantes con la hermandad del Prendimiento en pleno besamanos y besapiés.  También el acto registró la presencia de los candidatos a la Alcaldía del PP, Ai-Pro y Vox, amén del PSOE en su calidad de alcalde, una imagen raramente vivida salvo en año electoral. 

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