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Huelva

La enfermera de la cárcel de Huelva niega que intoxicara a sus compañeros con metadona

Este martes ha arrancado el juicio en Huelva y el abogado de la acusación cree que el móvil fue que "quería el puesto de supervisor de uno de los envenenados"

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  • La acusada, en el banquillo. -

M.E.M.S., la enfermera destinada a la cárcel de Huelva en 2018 acusada de intoxicar con metadona a siete sanitarios entre julio y noviembre de dicho año mezclando esta sustancia en bebidas y comida, ha negado este martes haber actuado en ese sentido.

Esta mujer, que se enfrenta a una petición de 23 años de cárcel por parte de la Fiscalía y de 38 años en el caso de la acusación particular, se ha sentado  en el banquillo de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Huelva acusada de un delito de continuado de lesiones y seis de lesiones.

Durante su declaración ha indicado que cuando sucedieron los hechos trabajaba como enfermera en la prisión y era encargada de la farmacia, un cargo que le llevaba a echar horas de más una vez que finalizaban sus turnos y la segunda responsable del programa de metadona, una sustancia que se guardaba bajo llave en un armario y cuyo uso estaba controlado.

En esas fechas era supervisor de Enfermería un J.D.C., un compañero, que presentó hasta cuatro cuadros de intoxicación entre julio y noviembre de 2018, con el que tuvo "desencuentros" laborales y con el que disputó el cargo hasta en seis ocasiones, bien por concurso o comisión.

Se ha mostrado rotunda, a preguntas de la Fiscalía, al negar que, alguna vez, se apropiara de metadona para ponerla en la comida de este compañero, o de otros, con el objetivo de causarles algún perjuicio.

Además, sobre el acceso a las sustancias ha precisado que en la Farmacia puede entrar "cualquier trabajador" tras pasar por el búnker de funcionarios que la custodia y que, en ocasiones, en ella no había nadie.

J.D.C., por su parte, ha explicado que los días que presentó episodios de intoxicación había llevado al centro comida de casa que suelen guardar en una nevera a la que todo el mundo tiene acceso y que, solo tuvo sospechas de que pudiera deberse a la ingesta de alguna sustancia, a partir del 15 de noviembre cuando tuvo lugar el último episodio en el que se vieron afectados otros seis compañeros.

Fue entonces, ha explicado, cuando "una compañera empezó a sospechar y se hizo un 'doping', dando positivo en metadona", a raíz de ahí él y el resto se hicieron lo propio los siete con el mismo resultado.

Ha indicado que no comenzó a sospechar de la acusada hasta que se inició la investigación policial y le tomaron declaraciones y le apuntaron la coincidencia en el tiempo y en el espacio con ella en los cuatro episodios, y ha señalado que "la única razón que encuentra a su comportamiento es que quisiera mi puesto de supervisor y me quisiera quitar de en medio para conseguirlo".

Otras compañeros que han prestado declaración, han incidido en los desencuentros entre ambos, incluso uno de ellos, que en su día también ocupó el cargo de supervisor de Enfermería, ha apuntado que en una ocasión tras una discusión con J.D.C., le dijo "este se va a enterar", coincidiendo con uno de los episodios de intoxicación.

Por su parte, un médico del servicio, que fue víctima de la ingesta colectiva, ha narrado que el día en que se intoxicó llevaba lentejas para comer, al igual que J.D.C., y que al probarlas le resultó que estaban "muy amargas"; en ese momento la acusada estaba allí con él y le insistió en que las tirara.

Pese a hacerlo, las dos cucharadas que comió le provocaron un malestar que él en principio pensó que era una crisis de vértigo; posteriormente, tras la prueba de 'doping' positiva lo relacionó con la ingesta de metadona, algo que le ha dejado distintas secuelas. 

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