La moda del tartán y el kilt escocés volverá a lucir esta temporada en la Liga de Campeones con el regreso conjunto a la máxima competición continental, después de 15 años, del Celtic de Glasgow, rival este martes del Real Madrid, y del Rangers Fútbol Club. Desde 2007 ambos colosos escoceses, íntimos rivales entre sí, no participaban en la Liga de Campeones en la misma edición: el Rangers vuelve una década más tarde a las órdenes del ex barcelonista Gio van Bronckhorst tras eliminar al PSV holandés.
Los blanquiazules, se enfrentarán primero al Ajax holandés, después al Nápoles italiano y al Liverpool inglés, en su retorno a la Champions diez años después de su desaparición por deudas económicas, en 2012, el periodo más negro del fútbol escocés. Rangers Fútbol Club tuvo que refundarse y comenzar desde la cuarta división de la liga doméstica para volver a la primera división en 2016.
Cinco años más tarde (2021) bajo las órdenes de Steven Gerrard conquistó la liga imbatido y a 25 puntos de su vecino y archirival, Celtic de Glasgow. El Celtic, por su parte, acaba con un lustro de ausencias tras reconquistar la liga escocesa y recibirá en su primer partido al Real Madrid, vigente campeón, mañana martes en el Celtic Park de Glasgow.
El grupo lo completan el Red Bull Leipzig alemán y el Shakhtar Donetsk ucraniano, cuyos partidos como local tendrán que ser disputados en territorio polaco por la invasión rusa a Ucrania. La UEFA, como castigo por la guerra, decidió la exclusión de los equipos rusos en la presente edición, lo que supuso la entrada directa del campeón de la liga de Escocia (SPL) y el acceso a la fase previa del subcampeón, el Rangers.
El campeonato repetirá representación la próxima temporada al entrar Escocia entre los diez primeros (9) del ránking europeo, tras la notable mejoría de sus diferentes equipos en las últimas temporadas.
El Rangers disputó la pasada final de la Europa League en Sevilla, en la que los escoceses perdieron contra el Eintracht de Frankfurt (1-1, 5-4) en la tanda de penaltis. En 2020, la selección de Escocia consiguió por primera vez en más de dos décadas clasificarse para una Eurocopa y así su máximo de valoración en el ránking -9.750 puntos- en el último lustro.
Junto a Italia, en la final de Wembley, los escoceses fueron los únicos a los que Inglaterra no fue capaz de superar en la Eurocopa en la que fue anfitriona. Al ritmo del dúo español Baccara y su ‘Yes Sir, I can boogie’, el joven equipo dirigido por Steve Clarke prolongó su momento y acumuló seis victorias consecutivas que sirvieron para luchar por un billete para la próxima Copa del Mundo de Catar, que finalmente se llevó en la repesca Gales.
INVERSIÓN EN LA CANTERA
Muchos se preguntan a qué se debe esta mejora. Y una de las respuestas hay que buscarla en el programa de formación en las categorías inferiores que la Federación Escocesa de Fútbol (SFA) lleva a cabo desde 2012. Jóvenes desde los 12 a los 16 años desarrollar sus capacidades futbolísticas en diferentes academias en las localidades de la región como Aberdeen, Dundee, Edimburgo. Jugadores como Billy Gilmour (21), recién traspasado del Chelsea al Brighton inglés este verano, Nathan Patterson (20), ex del Rangers ahora en el Everton, han llegado a la selección absoluta, clasificándola para una gran competición después de más de 20 años, la pasada Eurocopa de 2020.
“La cantidad de trabajo que se ha realizado durante los últimos años ha significado que los muchachos llamen la atención, primero en Inglaterra y después en Europa”, dijo al canal SkyNews el entrenador del Ross County y exdirector de rendimiento de la federación escocesa, Malky Mackay.
La Serie A italiana es uno de esos mercados. Aaron Hickey (20), lateral izquierdo al igual que Andy Robertson, recaló en Bolonia desde Edimburgo por 1,5 millones de libras (1’7 millones de euros) y ahora ha sido traspasado por 18 millones (20 millones de euros) al Brentford inglés. “Es un proyecto a largo plazo, y debería de ser debidamente financiado durante un buen periodo de tiempo” exhortó Mackay en la entrevista a la cadena británica. EFE ggs/er/jad