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Sábado 20/04/2024  

La Pasión no acaba

Una llave nueva

Hace cinco años que se abrieron de par en par las puertas de un armario que guardaba en sus entrañas lo cierto y los aciertos, las certezas y las verdades...

Publicado: 03/02/2022 ·
08:34
· Actualizado: 03/02/2022 · 08:34
  • El cartel. -
Autor

Víctor García-Rayo

El periodista Víctor García-Rayo es el presentador y director del programa La Pasión de 7TV Andalucía

La Pasión no acaba

Dedicado al alma de

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Hace cinco años que se abrieron de par en par las puertas de un armario que guardaba en sus entrañas lo cierto y los aciertos, las certezas y las verdades, esa esencia que mueve y conmueve. Nuria Barrera había dado en la tecla, en el clavo. Lo hacía con sobriedad, elegancia, frescura y sevillanía, trazando en grueso lo esencial y acariciando en fino lo accesorio. El universo entero vio evidente y maciza la idea, pero nadie jamás la había parido hasta que la artista se atrevió a abrir aquellas puertas al mundo. El cartel era toda una premonición. El Señor de la Fundación tenía en sus planes que su hija se dispusiese a manejar las puertas del futuro, a colocar ordenadamente los planes del futuro; a improvisar, a dotar de relevancia a las cosas importantes de verdad. Aquel armario abierto era un anuncio, una enseñanza. La artista nos abría el alma de Sevilla pero para ella iba a arrancar una lección memorable: la vida es una sucesión de perchas y espacios en las que colgamos y guardamos experiencias y lágrimas, besos y suspiros, temores y abrazos.

Un lustro en el armario, cinco años de amor y reconocimiento. Los ojos de Nuria nunca vieron obstáculos sino posibilidades allí al final de la carretera. Por eso pinta  así, vitalista, con su mirada clavada en el cielo y en la luz, en el juego de lo divino y lo mundano. En su pintura siempre vence la vida, profeta del azul, dama del color. La paleta de Barrera es un universo de alquimia capaz de abrir todas las puertas, romper cerraduras y asomarse al horizonte en el esplendor de un amanecer fresco, nuevo, casi salvaje.  

Con los dedos de esta mano se cumplen los años de un cartel que ha pasado a la historia, como una enfermedad que vamos a encerrar para tirar la llave al océano del olvido. Ella estaba avisada, por su propio cartel. Y ahora le toca vivir todo lo representado en él. Todo. Del volante abrazando los tobillos  al terciopelo, de la manzanilla al incienso, del pendiente a la peina.

Lo que al final prevalece es aquello que te hace sonreir o llorar, lo que se graba porque quiere quedarse, lo que se ama. Cuando una obra pictórica es buena, prevalece, se queda a vivir, entra hasta la cocina y yace para siempre en las entretelas. Lo bueno es bueno siempre y en todas partes, universal como el amor, como un beso de verdad, como un dolor cierto que sabe a incertidumbre en el paladar cuando el médico te augura un tiempo de zozobra.

Ahora toca reabrir el armario, con una llave nueva, asomarse a la luz y no olvidar jamás que un día, porque estaba en sus planes, el Señor de la Fundación utilizó los pinceles de Nuria Barrera para recordarnos que dependemos de Él, que todo puede ser efímero y magistral, como la vida. Como la pintura.

Qué verdad es que al final, siempre, hay un armario abierto que huele a limpio, a Sevilla. A Esperanza.

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