La Guardia Civil ha detenido a un hombre e investiga a otros dos por 60 delitos de hurto y 15 de estafa cometidos en las provincias de Cáceres, Ciudad Real, Cuenca, Madrid, Toledo y Valencia, donde sustraían tarjetas de crédito o débito en cajeros al despistar a su propietario y luego las usaban para sacar efectivo o realizar compras.
La detención del individuo, de 40 años y nacionalidad peruana, se practicó el pasado 20 de octubre en Tres Cantos (Madrid) por los delitos de hurto, estafa y pertenencia a organización criminal, y unos días después, el 12 de noviembre, los agentes investigaron a otros dos hombres de 30 y 39 años, de nacionalidad peruana y cubana, respectivamente, por los mismos delitos.
La operación comenzó cuando varias personas denunciaron en la Guardia Civil de Requena (Valencia) que habían sido víctimas de la sustracción de sus tarjetas de crédito y/o débito y, posteriormente, los autores habían realizado compras a su cargo o extraído efectivo desde cajeros automáticos.
El método que utilizaba este grupo criminal es conocido como "el timo de la siembra" porque los autores suelen situarse a espaldas de su víctima mientras esta extrae efectivo del cajero automático con la intención de memorizar el número secreto de la tarjeta.
Por regla general, los autores lanzan un billete al suelo y le hacen saber a su objetivo que se le ha caído dinero y, cuando se agacha a recogerlo, aprovechan para cambiar la tarjeta por otra similar.
Más tarde, los timadores accedían a los negocios que deseaban y utilizaban la tarjeta hurtada y, en otras, las usaban para sacar efectivo en los cajeros automáticos.
Fruto de las investigaciones se descubrió que los autores habían conseguido delinquir en varias provincias de Cáceres, Ciudad Real, Cuenca, Madrid, Toledo y Valencia, y las diligencias han sido entregadas en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Requena.
Para evitar timos, la Guardia Civil aconseja, cuando vayamos a extraer efectivo de un cajero automático, asegurarnos de que nadie está mirando e incluso ocultar el teclado con la mano que queda libre al marcar el número secreto.
Si nos percatamos de que alguien se ha acercado demasiado y no nos quita la vista de encima, hay que marcharse y hacer la gestión más tarde, y en todo momento tener visualizada la tarjeta.
